- 11:20
- MORROPON
Antes de hablar de este hermoso y escondido lugar, quiero contarles
cómo nace la inquietud por conocerlo, hace buen tiempo conocí a unos jóvenes
estudiantes de agropecuaria de nuestro Instituto, ellos se habían organizado en
una asociación y estaban buscando el apoyo de Instituciones que apuesten por el
trabajo que venían realizando, cuando conversamos les pregunté cómo se llamaba
su organización me contestaron “El Pitayo”… me quede pensando y vino la
pregunta ¿y qué es el pitayo?, -ah es una planta parecida a un cactus que da
una hermosa flor y que solo se encuentra allá arriba, en el cerro y la zona es
bien “bacán”…
Llego el día, estábamos Víctor Huancas, Víctor Carrasco, Rudy Morey,
el Ing. Jenner García y yo, partimos a Zapotal y se unió al grupo el Sr. Morey,
papá de Rudy, quien en adelante sería nuestro guía, partimos rumbo al Cerezo,
eran casi las 10:00 a.m., nos internamos en el Bosque del Cerezo, nos detuvimos
a observar a algunos ganaderos que con lazo en mano cogían un ternero seguro
para marcarlo, continuamos nuestra ruta acompañados del concierto de aves,
observando la variedad de especies de árboles, flores como las del overo que es
buenísima para los riñones, los shaquiros y muchas especies más, llegamos a las
faldas del cerro desde ahí se observaba al otro lado el cerro de la Cruz, el
Sr. Morey amarró su mula a un árbol y empezamos a caminar cuesta arriba , unas
naranjas que Jenner había llevado aliviaban nuestra sed, el camino por ratos se
hacía peligroso, pero emocionante a la vez, empezamos a divisar unos grandes
bloques de piedra llamadas lajas, realmente estábamos bien cansados, nos
detuvimos un rato y se pudo ver una excelente vista panorámica de Morropón,
continuamos nuestro camino, eran ya casi las doce del día, y al fin iba a
conocer “el pitayo” y ahí estaba frente a nuestros ojos, un cactus hermoso, con
pena porque ya había florecido ,pero si con unos jugosos frutos que el Sr.
Morey rápidamente nos invitó a comer, con una cuchilla y con cuidado de no
hincarse cortaron el fruto del pitayo lo partieron a la mitad y pude observar
su pulpa blanca lleno de unas pequeñas semillas negras , muy parecido al kiwi,
de un sabor agridulce que por cierto calmo también la sed, ya arriba en el
cerro continuamos explorando llegamos al desfiladero de grandes piedras donde
el agua había formado hermosos peroles donde ella misma se almacena invitando a
darnos un refrescante baño, una vista espectacular, un hermoso y apacible
paisaje allá arriba en lo alto del cerro, encontramos unos pequeños hoyos en la
roca parecían labrados…, continuamos desfiladero arriba, sorteando obstáculos y
de repente unas vacas descansaban tranquilas hasta que los perros de Rudy muy
traviesos las empezaron a ladrar… y las persiguieron no sé hasta donde, a lo
lejos se escuchaban sus ladridos y Rudy silbándolos para que regresen. Nos
detuvimos en la parte más alta y algunos se animaron a darse un baño en las
heladas aguas del Pitayo….al regreso nos encontramos una piedra de llamativos
colores a la que le llamamos la piedra del tigre…
Decidimos regresar y nos detuvimos al encontrar otra maravilla de este
lugar unos grandes bloques de piedra formaban unas paredes inmensas hasta
terminar en una gran plataforma de casi 100 metros cuadrados y ahí justo ahí el
agua se perdía entre las rocas y en el centro de la gran plataforma
milagrosamente crece un gran “hualtaco” desafiando la altura, el tiempo y a la
misma piedra, hermoso, simplemente hermoso, un hermoso lugar para despertar el
espíritu de la aventura… no le cuento más porque nos gustaría que usted mismo
visite “EL PITAYO”….